Desde las primeras civilizaciones han existido lugares
mágicos que se han erigido en sitios de espiritualidad. Muchos espacios
naturales han sido sitios de culto desde la antigüedad.
En el paraje natural de Stonehenge nuestros ancestros
sintieron una gran corriente energía, y por eso erigieron el famoso monumento
megalítico.
Los devotos llevan más de mil años escalando el Monte Fuji en
Japón con el fin de limpiar sus pecados. En su camino hay innumerables
santuarios erigidos por los monjes que van visitando el sitio sagrado.
Uno de los ejemplos más claros de la unión de naturaleza y
espiritualidad es el culto de muchos habitantes de estas islas: El shinto. Consiste en la
creencia en una multitud de espíritus naturales, aquellos que residen en
oscuras arboledas, en las cimas de las montañas, cerca de los nacimientos de
los ríos, en los alrededores de las rocas con extravagantes formas.
Para el
shinto, las plantas, las rocas, los animales tienen un alma igual a la que
habita en nosotros; debemos entenderlo como una comprensión del sentido de la
unidad de la vida. La rama retorcida de un pino, una cueva en la roca, un
insecto, una piedra pueden convertirse en un kami, es decir, en
divinos.
ACTIVIDAD
En todo el mundo hay numerosos espacios naturales, creencias, dioses que aúnan naturaleza y espiritualidad.
- Escribe en nuestro formulario de respuestas aquel que te parezca más
interesante. Descríbelo y cuéntanos algo sobre ello.
Pincha en el siguiente enlace al formulario para responder la actividad de esa semana:
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